Sol, buen tiempo, terraceo, brindis, sonrisas, compañía y ritmo slow. No sólo de esquí vive el hombre -o al menos servidor- porque los momentos de relax y burbujeo son tan placenteros como cualquier descenso. Así estaban las terrazas y restaurantes de la estación hace unos días… como dijo aquel “no tenemos tiempo ni para tener prisa”. Viva el ritmo pausado en la nieve.
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